Fuimos con mi hija un día a comprar comida china, en el local la gata había tenido gatitos y recordé que una amiga quería uno. Le pregunté a la dueña si me regalaba uno y ella dijo que sí.
Asi legó a la casa el gato chino, al cuál llamamos Shiao kai mao, gato de la suerte.
Mi hijo lo llamó "Gato Chino", pues venía del restorante de comida china.
Mi amiga se arrepintió y el se quedó en nuestra casa.
Un día jugando con mi hija , con un tortero que habíamos comprado, se nos ocurrió meterlo ahí ,como tantas otras cosas, como nuestras cabezas , por ejemplo. Tomamos la foto y lo soltamos, de ahí surgió esta idea. y al pintarlo se me ocurrió que el vidrio podría adquirir una textura más parecida al velo .
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